Ver las manos moverse con la gracia que distingue esta disciplina.
Sutilmente, acompasando, símiles a aves despertando a un nuevo vuelo.
Las manos, intercambiando posiciones, acariciando el aire, configurando formas virtuales, etéreas, sensuales…
Las manos, guiadas por sus dueños, tomando vida propia en las secuencias de cada una de las posiciones.
Puedo ver aun en mi somnolienta concentración los movimientos suaves y tenues de mis compañeros concentrados también, llevados por la voz del maestro.
El cuerpo obedeciendo a las sugerencias, en medio de un clima especial ,carente de tiempo , aislados del mundo, creando momentos íntimos , internos, sugerentes ,llevados por la música pero realmente convocados por otra música interior mas poderosa y sugestiva respondiendo a los ritmos y latidos del corazón y nuestra profunda respiración .
Y nos dejamos llevar, sin resistencia ,comprometidos por el cálido ambiente que se logra crear.
Conformes con la plenitud, respiramos de manera tal que sentimos nuestra integridad natural como una vertiente fluida y plástica del cuerpo integrado al universo.
Mirta Gaziano (Palabras y dibujos).